jueves, 27 de octubre de 2011

PERU 2011-CORDILLERA DEL HUAYHUASH IV

TRECK DEL HUAYHUASH




Dia 4. Laguna Carhuacocha-Huayhuash
Longitud: 14,2 km
Desnivel: +710/-530m
Horario: 7h
Hoy es una de las etapas más bonitas y espectaculares del recorrido y también de las más duras ya que pasaremos un collado de más de 4.800 m.
Hay dos variantes para llegar al poblado de Huayhuash, una que discurre por el paso del Carnicero de 4.600 m, opción más suave y fácil que es la que toman los arrieros con el ganado y la otra que atraviesa el Paso Siula de 4.830 m , mas espectacular y salvaje que es la que recomiendo. Además transita por lugares próximos a donde rompen los glaciares y permite visitar varias lagunas que se alimentan de estos grandes campos de hielo.

Después de desayunar nos ponemos en camino. Descendemos hacia el lago y lo rodeamos por su orilla sur, a continuación nos adentramos en el valle de Gangrajanca que discurre trasversal a la línea de nevados y con dirección norte-sur. Llegamos a la laguna que toma el nombre del valle y seguimos en dirección a la segunda laguna llamada Siulacocha a 4.300 m , en quechua  “cocha” significa laguna, por lo que el nombre de casi todas las lagunas terminan con este vocablo.
Una última  , Quesillococha a 4.360 m , nos sirve de lugar de descanso  para tomar fuerzas antes de emprender el pendiente camino hacia el paso. Desde aquí vemos dos nuevos nevados, el Sarapo de 6127 m y el Carnicero de 5960 m, sus imponentes y rotos glaciares se precipitan en forma de cascada casi hasta nuestros pies. Mientras descansamos un estruendo nos alerta, escudriñamos los glaciares y vemos una enorme masa de nieve y hielo que se precipita Yerupaja abajo, es como un torrente y casi alcanza la laguna de Siulacocha, el ruido decrece y el flujo de nieve va parando, es un espectáculo sobrecogedor.


Empezamos la ascensión, con un ritmo lento y suave vamos remontando la pendiente senda que trepa por un escarpe de roca, de vez en cuando nos tomamos un respiro para recobrar el aliento, lo que nos demuestra que todavía no estamos en un optimo grado de aclimatación.
Hacia los 4.500 m, el camino cambia de dirección y se interna en un pequeño valle, estamos en el mirador del Siula, este punto bien merece una parada para admirar el fabuloso paisaje de nevados, glaciares y lagunas que tenemos delante de nosotros. La cámara fotográfica no para y menos mal que la tarjeta de memoria es grande pero como haya mas lugares semejantes a este en el recorrido haremos corto de gygabites.

Es uno de los grandes rincones de esta magnífica cordillera.
Despues de empaparnos de paisaje, toca reanudar el ascenso, vamos subiendo por la quebrada y al fondo se adivina el paso de Siula, una desdibujada senda trepa hacia el  por enmedio de un pequeño escarpe rocoso, el sol aprieta y nosotros con la mirada hacia el terreno contamos los pasos conforme recortamos metros de desnivel. 1,2,3,4....30 pasos, breve parada, recobramos el aliento y comenzamos de nuevo...., este ritual lo vamos repitiendo hasta que al final la alegría y recompensa de superar el paso nos envuelve, apretamos el ritmo y nos saltamos el pequeño protocolo del caminar despacio, con lo cual llegamos  con las pulsaciones disparadas por el esfuerzo y también por la emoción. Definitivame nos falta aclimatación y eso lo corroborará el oxímetro que llevo en el botiquín con el cual hacemos un test diario de cada uno de nosotros.


Si abajo en el mirador la vista era espectacular, en este mirador esta se engrandece, a casi 5.000 m de altura tenemos los grandes nevados casi al alcance de la mano y a nuestros pies las hermosas laguna que los flanquean, hacemos un descanso para disfrutar de la vista y se nos acercan dos niños, hermanos de 5 y 9 años que tímidamente se sientan a nuestro lado. De reojo miran nuestros bocadillos y sus ojos no pueden ocultar su gana. Les preguntamos sus nombre y lugar donde viven, ellos nos contestan que viven con sus padres “más abajo por el valle” ... a saber donde tiene su choza¡¡¡¡.... Están en este lugar “porque hoy no tienen clase”, luego averiguamos que todos los días se desplazan dos horas y media de camino para llegar al cole... pobres.¡¡¡. Les damos parte de nuestra comida y Eli les da todo su bocadillo, la niña lo agarra agradece y su carita adornada con unas enormes mejillas quemadas por el viento y el sol se ilumina, el poder ver su rostro de satisfacción no tiene precio y sus agradecimientos nos conmueve.




Montse saca una libreta y comienza a dibujar un paisaje con el hermanito mayor, mientras Eli conversa con la niña. Yo estoy atento a la escena,esta me hace recordar todos los encuentros con niños que he tenido en puntos solitarios de la cordillera andina, pastorcillos y pastorcillas de llamas, niños solitarios camino del cole, pequeñas cuidando de sus hermanitos y de la casa hasta que sus padres lleguen de la población más cercana, pequeños curiosos que se acercan al ver las cámaras de fotos....y todos con el denominador común de unos grandes ojos curiosos y unas caras quemadas por la altitud que resplandecen cuando se les obsequia con algo de comida o chocolatinas , que gran momento y que emotiva escena.
Algún grupo va llegando al paso y nosotros aprovechamos para reanudar nuestro camino en busca del fondo del valle. El camino baja suavemente por las praderías que bordean la laguna Quesillococha y el pequeño poblado Carnicero a 4435 m, atravesamos unos bofedales (zona de aguas estancadas ) y enseguida nos apartamos del cauce del río para iniciar el descenso hacia el campamento de Huayhuash a 4350 m.


Este tranquilo campamento está situado en una extensa pampa con unas bonitas vistas de los Nevados Jurau y Trapecio. Un arroyo discurre cercano y esto nos da opción para bañarnos y asearnos antes de iniciar un merecido descanso.
El sol se pone y la temperatura baja en picado, ya nos habían comentado que este lugar era uno de los más fríos del treck y lo notamos enseguida.
Después de cenar, no entretenemos un rato mirando  un cielo estrellado y enseguida buscamos el calor de nuestro saco de plumas.

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